sábado, 8 de febrero de 2020

Clase IV: Del cine de las movilizaciones




Estimadxs
Les pido disculpas por el retraso en el último posteo del taller, esto centralmente debido a cuestiones domésticas mudanza de por medio. Creo que aunque han pasado varios días, retomo el hilo de la discusión, reforzando algunas de las tesis fuertes del taller. En síntesis 1.- Entre el 2010 y el 2019 existe un giro hacia la politización del cine chileno 2.- Ese giro afecta a los contenidos pero también a las formas y tratamientos 3.- Se abre, de hecho, la necesidad de pensar otra formas de producción que buscan aproximarse a lo circundante de forma problemática: las combinaciones y mezclas entre el documental y la ficción

Una de las formas en que esto se hizo visible fue en el cine documental realizado sobre las movilizaciones. Tal como revisamos en clase este ciclo se inicia con La revolución de los pingüinos (Jaime Díaz, 2008) y se profundiza luego del 2011 con películas que abordaron directamente el universo de las movilizaciones Tres instantes, un grito (Cecilia Barriga, 2013), El vals de los inútiles (Edison Cajas, 2013) o Ya no basta con marchar (Hernan Saavedra, 2016), documentales que registraron “in situ” problemáticas vinculadas a los movimientos sociales, a veces desde el apego melancólico otras desde la pregunta por las nuevas formas de la revuelta que se instauraron en las marchas. Otro grupo de películas abordan ecos o aspectos más indirectos pero igualmente relevantes: Propaganda (Colectivo Mafi, 2014) aplica la metodología del “plano Lumière” para abordar el desprestigio de la política durante la campaña presidencial del 2013, tensionando la relación entre la política- institucional- y lo político- como disenso.
Crónica de un comité (Jose Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola, 2016) aborda la historia de un comité político que busca justicia para Manuel Gutiérrez, asesinado por la policía durante las protestas del 2011. Tomando recursos del documental directo y militante y llevando el punto de vista del documental hacia la auto-representación de los sujetos filmados (ellos mismos toman la cámara), llevan la pregunta por la militancia hacia las zonas áridas de sus condiciones materiales y de vida de quienes abogan por mayor justicia en nuestro país. Por último, Si escuchas atentamente (Nicolás Guzman, 2015) es un documental ajeno a la marcha que toma el seguimiento de tres adolescentes salidos de un liceo precario y de bajo estándar “de calidad” de acuerdo a la institución para indagar en el universo subjetivo del deseo y el camino a la felicidad, entendido como horizonte de expectativa real en un universo social que no cesa de segregar y marginar. Desde la diagonal, se trata de una de las películas que realiza una feroz crítica al modelo mercantilista y desigual de la educación de nuestro país.

Cerramos la clase con el recorrido por el trabajo de los colectivos realizados a la luz del movimiento de octubre. Ojo Chile y Colectivo Registro Callejero- en plena actividad de registro de los sucesos desde sus redes sociales y canales. Estos dos se suman a la reactivación de MAFI, quienes en su cuenta de Instagram reactivaron sus memorables planos durante estos agitados días, y una serie de cortos de la Escuela Popular de Cine, sobre la contingencia, denunciando abusos de violencia y montajes policiales (la lista aquí), vinculando su trabajo al reciclaje y la contra-información, desmontando las versiones oficiales. Un llamado similar al que ha tenido recientemente el colectivo CAOSGERMEN, “Ya no basta con grabar”, que invita al reciclaje de archivos en el marco de una “saturación” de imágenes. Estos gestos “germinales” nos invitan a pensar sobre el posible rol que va a tener el audiovisual en una proceso político que no será a corto plazo. 
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Voy cerrando el taller.

Desde un plano conversacional, el taller surgió con la inquietud de hacer una revisión y diagnóstico del cine chileno en mirada retrospectiva a partir del estallido social de los últimos meses. Se buscó repasar algunos hitos relevantes, así como poner en primer plano películas más pequeñas o desapercibidas, enfatizando ángulos quizás menos evidentes, pero que ayudan a dar cuenta de un mosaico complejo de la actividad cinematográfica en los últimos diez años. Así, el estallido nos obliga a ponernos en un desafío ético y hermenéutico, obligando a entender el pasado reciente como la latencia de lo que hoy explota: una mirada prismática que obliga a observar nuevamente con agudeza lo que ya dimos por sentado, para salir de determinadas certezas. Pudimos ver ejemplos gráficos del malestar social representado en la ficción y el documental – Mala junta, El vals de los inútiles- pero también atender a determinadas búsquedas poéticas en cuyo borde es interesante reconstruir espacios para lo político- el cine de la intimidad o el documental poético-. No se trata de ser exhaustivos si no de desarrollar un método que nos obligue en tanto espectadores a “tomar posición” sobre lo que vemos. Espero que el ejercicio haya sido provechoso para ustedes y dejo este post con la invitación a comentar y discutir lo que haya quedado en el tintero aquí abajo. Un abrazo

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